Cantabria: El destino para los amantes de la playa y la montaña

Cantabria es infinita. Aunque se trata de la tercera comunidad autónoma más pequeña de España, con poco más de 5.000 kilómetros cuadrados, esta región de carácter montañoso y costero goza de una gran diversidad de paisajes. Un destino que tiene infinidad de rincones por descubrir y que enamoran a cualquier viajero. Desde playas bonitas y pintorescos pueblos pesqueros hasta las montañas del interior surcadas por verdes valles, sin olvidarnos de Santander, capital de Cantabria, una acogedora y tranquila ciudad costera.

Con más de 220 kilómetros de costa, Cantabria esconde más de noventa playas de alto valor natural y paisajística que cumplen los deseos de cualquier viajero. Como la región presenta un clima atlántico templado, con temperaturas suaves todo el año, los viajeros pueden disfrutar de las playas cántabras en cualquier época del año. En verano, el agua del mar se mantiene por encima de los 20 grados, una temperatura agradable para el baño y las actividades náuticas. Recuerda que gracias a la empresa Ruralia podrás encontrar una amplia variedad de casas rurales en Cantabria cerca de la playa para poder disfrutar de la costa cantábrica.

Las playas de El Sardinero, ubicadas en el núcleo urbano de Santander, son unas de las más visitadas. Con casi dos kilómetros de arena fina, sumando las playas de la Primera, la Segunda, la Concha y el Camello, se trata de uno de los lugares más representativos de Cantabria. El nombre del lugar se debe a que, antiguamente, fue un caladero de sardinas. Junto a El Sardinero, separando la Primera y la Segunda playa, se encuentran los famosos Jardines de Piquío, que permiten disfrutar de unas magníficas vistas a las playas y a la ciudad de Santander.

En contraposición a las playas de El Sardinero nos encontramos con la playa de Oyambre. Situada en la costa occidental, entre los municipios de Comillas y San Vicente de la Barquera, en el Parque Natural de Oyambre, se trata de una de las playas mejor conservadas de Cantabria. Cuenta con una extensión de casi dos kilómetros de longitud de arena blanca y un impresionante campo de dunas, siendo un lugar imprescindible para los viajeros que disfrutan de los paisajes naturales. Además, se trata de una de las mejores playas para la práctica del surf en el mar Cantábrico, ya que hay olas todo el año. De hecho, esta zona está declarada Reserva de Surf.

La Cantabria montañosa
Un contraste de colores lleva a los viajeros desde el azul del mar Cantábrico hasta el verde intenso de la parte más montañosa de la región, con lugares tan mágicos como la comarca de Liébana. Enclavada en los Picos de Europa y rodeada por altas montañas, la comarca de Liébana tiene un gran valor paisajístico, con una naturaleza salvaje y poderosa. En este lugar aún perviven especies arbóreas autóctonas, como las encinas, los alcornoques, los robes y las hayas, formando bosques en los que se encuentran diversas especies protegidas como el oso, el urogallo, el corzo, el rebeco o el águila real.

La mejor opción para acceder a los Picos de Europa es tomar el teleférico de Fuente Dé, situado en la comarca de Liébana, que salva un desnivel de 753 metros y lleva a los viajeros a la estación superior El Cable, a 1.1823 metros de altitud, en tan sólo cuatro minutos. Desde la estación superior, los viajeros pueden contemplar la belleza del valle de Liébana en todo su esplendor, así como realizar alguna ruta de senderismo para disfrutar de los paisajes de alta montaña de Cantabria.