El origen de la tradición minera de Mazarrón se remonta a la época romana, que gracias a su situación estratégica junto al mar, la hacía el lugar idóneo para su comercialización. Más tarde, en el siglo XV y XVI se potenciaría de nuevo el comercio de los minerales extraídos en estas minas y de nuevo, a finales del siglo XIX hubo un resurgimiento de la minería en los Cotos Mineros de Mazarrón, hasta que en el siglo XX dejaron de ser rentables, convirtiéndose en lo que son actualmente, las Minas abandonadas de Mazarrón.
Aquí se extrajo durante siglos alumbre, hierro, plata, plomo y zinc, de los que hoy en día quedan los restos de las factorías abandonadas y un paisaje seco y desolador de unos colores que van desde el amarillo y ocre hasta el azulado que sin duda vale la pena visitar y fotografiar por su extraña belleza.
El recorrido por las minas se puede hacer en 4X4 o en un coche normal que habrá que dejar en un aparcamiento para continuar a pie.
La reactivación de esta industria hizo necesaria la construcción de una gran fundición junto al Puerto de Mazarrón para procesar los minerales, hoy en día se pueden ver los restos del edificio, de las oficinas y viviendas, chimeneas, entradas a grutas y muchos otros vestigios de lo que fue la gran actividad minera del lugar. También podremos ver el lago de óxido ferroso una laguna con colores terrosos y rojizos que nos recuerdan a un paisaje marciano.
Si nos animamos a subir hasta el Coto de San Cristóbal podremos ver los restos de la explotación minera romana y la entrada a alguna de las entradas de las minas de Mazarrón .
Hay que tener cuidado al visitar las Minas abandonadas de Mazarrón y desplazarse hasta allí siempre con luz y con precaución, porque aún quedan al descubierto algunos pozos de mucha profundidad.