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Llegar hasta la Playa de l’Illot no es fácil, quizás por eso este rincón, a unos 5 km al sur de l’Ametlla de Mar, sigue manteniéndose inalterable a pesar del gran desarrollo turístico de las últimas décadas y de la construcción en masa llevada a cabo en los últimos años en muchos lugares de las costas españolas.

Debemos dejar nuestro vehículo en un camino cercano y andar unos 5 minutos hasta llegar al borde del mar. A partir de aquí, hay que tomar el sendero que bordea toda la costa llamado GR 92. Encontraremos un laberinto de caminos recorriendo acantilados, bosques de pinos y pequeñas calas de aguas cristalinas.

El camino hasta la Playa de l’Illot no es muy largo ni complicado, creemos que puede hacerse incluso con niños, pero eso sí, hay que llevar buen calzado, así como agua y comida ya que en esta zona no encontraremos ningún tipo de servicio, ni bares, ni restaurantes, ni nada que se le parezca.

Durante el camino podemos preparar la cámara de fotos porque es imposible resistirse a la tentación de inmortalizar tal belleza. El aroma a bosque es intenso, el calor aprieta, pero el paisaje es sobrecogedor. Al fondo se empieza a divisar L’Illot, una pequeña isla rocosa que durante los días de marea baja se une a tierra firme por una pequeña franja de arena blanca y fina. Una vez llegamos aquí podremos apreciar la gran belleza de este rincón de la Costa Dorada.

El verde de los pinos lo inunda todo y contrasta con el rojo de las rocas de l’Illot. Las aguas son cristalinas y una pequeña franja de arena blanca y fina invita a tumbarse y relajarse al sol olvidándose del mundo. Esta franja de arena separa dos playas, una de arena fina y la otra, totalmente formada por cantos rodados.

Cuando visitamos l’Ametlla de Mar la mayoría esperamos descubrir pequeñas calas en forma de paraíso , alejadas del turismo de masas de otros puntos de este Litoral. Pues la Playa de l’Illot es sin duda, nuestro rincón favorito y una parada obligatoria para aquel que visite este municipio.